Después de más de dos meses sin salir de casa, conviviendo un poco más conmigo misma y gozando de mi propia compañía, me he dado cuenta de lo importante que es amarse sobre todas cosas; pues la compañía más certera y reconfortante que tendrás durante toda la vida, siempre será la tuya. Por eso hoy queremos dedicarnos unas palabras, con el objetivo de que cada una de ustedes pueda expresarse lo siguiente: ¡me amo!
En tiempos de pandemias y redes sociales, donde en muchas ocasiones se quiere mostrar una empatía aún inexistente, muchas de nosotras hemos tenido que lidiar con la soledad. Y digo lidiar, pues porque después de andar por la vida siempre acompañadas, compartiendo cada momento del día con quienes fueran nuestros compañeros de estudio, trabajo, pareja o familia; el toparnos en casa solo con nosotras mismas puede ser un poco tedioso.
Por eso este tiempo, ha sido para muchas una época de renacimiento, de reconocimiento y un viaje interior sin retorno, donde nos hemos dado cuenta de algunas cosas que tal vez desconocíamos, ocultabamos o que simplemente andaban escondidas en lo más recóndito de nuestro ser.
Ha sido un tiempo para encontrarnos, buscar respuestas a muchas de nuestras preguntas y donde hemos podido reflexionar sobre lo que realmente queremos en nuestras vidas.
Para muchas puede ser difícil, pero amarnos sobre todas las cosas, es algo que nadie más puede hacer por nosotras, y es allí en la intimidad de nuestra soledad, de nuestro hogar, de nuestro tiempo, donde debemos enfocarnos y amarnos. ¿Ya lo hiciste hoy? ¿te hablaste bonito? ¿Ya te echaste unas cuantas flores? Hay que oirnos, rescatarnos, admirarnos, hay regar a diario el jardín que crece dentro de ti.
Tu madre puede amarte, tus hermanas pueden amarte, tu pareja puede amarte; pero ningún amor nos sirve si no tenemos el propio. Amiga date cuenta que a la que debes gustarte es a ti, la que debe estar tragadísima de mi, soy yo.
Date cuenta de que tú tienes algo especial, que no es necesario apagar el brillo de nadie, porque tú ya resplandeces, eres música, eres verso, eres una obra de arte siempre en construcción. No pienses demasiado en las cosas que no te gustan de ti, ni en lo que te sale mal, ni en lo que se dice de ti; mejor piensa en las cosas positivas, en lo que te hace sonreír, en lo que se te da bien y te da fuerzas para continuar.
El amor propio está compuesto por pequeñas acciones que tienen como premisa el decir: me amo, y el trabajarlo y hacerlo posible no depende sino de ti.
¿Cómo te ves a ti misma?
Tú eres la responsable de gozar y admirar la piel que habitas, de sentirte bella, pero con sinceridad, desde adentro, no porque alguien te diga que estás bella, sino porque tu misma te sientes bella y te aceptas. Tú eres la única que puede mirarse al espejo y realmente admirarse. Sé agradecida con tu cuerpo, por todo lo que te permite hacer, por todo lo que te permite vivir. Sé consciente que la relación más larga que tienes y tendrás en tu vida, se trata de la relación contigo misma.
¿Cómo ves lo que haces?
¿A alguna de ustedes, realmente todos los planes les salen a la perfección? Creo que muchas de nosotras hemos pasado por la frustración, por el miedo, por la decepción; y hasta nos hemos tirado un poco duro cuando las cosas no salen como deberían.
Querida, no es momento de tirar la toalla, no dejes que las emociones te carguen; y no te des tan duro cuando los planes no son perfectos. Has pasado por mucho y cada una de estas situaciones te han ayudado a crecer y a construirte.
El seguir luchando por aquello que amas es un acto de valentía, amor propio y admiración por ti misma; pues tú y solo tú eres quien debe estar segura de que vas a tener éxito. No es necesario que se lo digas a tus amigos, a tu familia o a tu pareja; lo importante aquí es que tu lo sepas y te lo creas. Tienes que decírtelo a ti misma, todas las mañanas, antes de dormir, después de un triunfo o una derrota; porque recuerda que perder una batalla, no significa que ya hayas perdido la guerra.
Si necesitas llorar, ¡hazlo! No te prives de ello, pero después reconstruyete, échate unas cuantas flores; párate frente al espejo y di: me amo, sánate y aclara tus ideas para continuar. Pues el único amor que en tiempos difíciles te sacará a flote, será siempre el que sientas por ti misma.
¿Cómo ves a los demás?
¿Por qué ella sí y yo no? ¡Ey! deja de compararte, deja de querer la vida que no es tuya y más bien preocupate por lo que tienes, lo que sueñas y lo que imaginas; pero como tú vida, no la vida de alguien más.
El amor por ti misma debe ser tan profundo que alcance a llenar todos los vacíos que tenemos por dentro; tanto que eso que sabes que tienes y que amas a pesar de todo, te ayude a callar los malos pensamientos sobre lo que no tienes. El exterior no tiene porque cambiar tu interior, tú solo sigue cultivándote y verás como poco a poco sigues floreciendo.
¿Cómo ves el amor del otro?
Esta es una de las cosas que no debería, pero que más nos pega en el amor propio; pues en muchísimas oportunidades, pensamos que somos afortunadas y completas cuando alguien nos ama, pero recuerda que quien debe amarse primero eres tú misma.
Entiende que cuando una relación no funciona o alguien se va, quien pierde no eres tú; sino quien se va después de que tú te has entregado completa. La ventaja es que tú siempre puedes reconstruirte, pero esa persona tal vez nunca encuentre lo que tu le diste.
Quien te ame debe saber amar tu luz, tu oscuridad, tus altas y bajas; pues llegará a seguir construyendo contigo, no a querer derrumbar y cambiar. Recuerda que el amor no se trata de querer completar algo, sino de compartir algo y es allí donde ambos logran hacerse más fuertes.
Me amo. Esta es la expresión que debes repetirte a ti misma frente al espejo; en la ducha, en el baño, al salir, al entrar, antes de dormir y al despertar. Es la afirmación más certera para seguir creciendo, para seguirte fortaleciendo y seguir llenandote de valor para continuar.
Quien se ama a sí mismo, nunca estará realmente solo.